Grace Kertz
Northeast News


Dael Umanzor vive y respira fútbol. Ha jugado fútbol por siete o ocho años y es estudiante actual de Ryogoku Soccer Academy, una escuela privada para niños de secundaria y preparatoria solamente, ubicada en 606 Gladstone Avenue que combina fútbol y la vida académica, donde entrará al grado nueve.


Umanzor practica fútbol por más de tres horas al día durante la semana escolar, antes y después de clases.


“Yo creo que el entrenamiento de la mañana es más sobre despertar tu cuerpo y mente”, Brad Leonard, el fundador y director en Ryogoku, compartió, “En las tardes, es más sobre estrategia”.


Umanzor también práctica en diferentes condiciones como en campos grandes y campos chicos.
“Practicamos en concreto, pasto, y pasto sintético”, Leonard dijo.


Mientras Umanzor tiene aspiraciones de ser un atleta profesional, él entiende la importancia de descansar. Según Leonard, escuchar tu cuerpo es crítico. El bienestar y nutrición son temas marcados en Ryogoku, y la escuela pasa mucho tiempo “enseñando que va a tu cuerpo y que va hacia tu mente”, continuó.


Aunque Umanzor asiste a la escuela todo el año, Ryogoku toma descansos más seguidos que el modelo tradicional de escuela.


“Nosotros tenemos la oportunidad de tomar al menos un día de descanso cada dos semanas, porque les exigimos mucho psíquicamente y mentalmente”, Leonard dijo.


El fútbol también le trae conexión a Umanzor. Los estudiantes están juntos todos los días de 8:30am a 5:30pm.


Umanzor expresa que le gusta esto porqué él y sus amigos “pueden ir a la escuela y hacer muchas cosas juntos”.


“Se está formando una especie de hermandad”, comenta Leonard sobre el desarrollo de estas amistades.


Desde entrenar y jugar juntos al fútbol hasta completar los estudios, la cosa no acaba ahí. Los niños de Ryogoku miran partidos de fútbol profesionales y hablan sobre lo que notan, para mejorar su desempeño en el campo.


“Nosotros pensamos que esas conversaciones son muy significativas porque empiezan a ver cosas en esos juegos que las demás personas no ven,” Leonard dice.


El personal procura no sobrecargar de juegos a Umanzor y a los chicos, en un esfuerzo por garantizar que “los juegos que juegan sean de muy alta calidad”, explicó Leonard.


Umanzor y los otros en la academia esperan viajar a otras academias de Major League Soccer (MLS) en los Estados Unidos para competir, incluyendo St. Louis, Chicago y Nueva York.


Crear una comunidad también es un elemento importante de la escuela.


“De los 19 estudiantes, yo diría que están representados entre 15 a 16 países diferentes”, Leonard dijo. “Sus familias también compartieron sus propias culturas, sus raíces, y incorporar eso a nuestro académicos ha sido genial”.


Umanzor cree en la importancia de contribuir a la comunidad fuera de su escuela. Recientemente, él ayudó a plantar 150 árboles en el Noreste para ayudar a combatir la contaminación.


Los árboles se han plantado como plantones y se alojan en unas instalaciones que funcionan como invernadero, lo que favorece su crecimiento inicial.


“Cuando produzcan frutos, los entregaremos a centros de acogida, a la calle o a familias”, explica Umanzor.


Umanzor es activo físicamente, activo en su comunidad y, por supuesto, activo académicamente. Le gusta que en la Academia de Fútbol Ryogoku haya “tiempo suficiente para hacer tu trabajo y tiempo suficiente para jugar”.